Pues si vemos lo presente
cómo un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
Suelo llegar tarde, no a los sitios donde voy diariamente, pero siempre que tengo que ir a algún sitio especial, que tengo que encontrarme con alguien en un lugar llego unos minutos tarde.
Además de esto, suelo ir mal de tiempo, muchas veces espero hasta el último día para hacer las cosas. O simplemente tengo demasiadas cosas que hacer en un tiempo que para mí no es suficiente, pero hay ocasiones en que eso no consigue alterarme ni siquiera un poquito, sólo encuentro algo mejor (¿mejor para quién? Es una gran pregunta) que hacer y dejo lo que debería quitarme de en medio para otro rato.(Esto explica en gran parte el principio del párrafo)
De todas formas, que yo llegue tarde o que vaya mal de tiempo es sólo un ejemplo. Aunque no lo reconozcas a ti también te pasa. Eres esclavo del tiempo.
Pero, ¿qué es el tiempo? El tiempo no es nada, y a la vez es algo que controla nuestra existencia. Está ahí, por supuesto, pero ¿quién lo ha creado?... Nosotros mismos. Vivimos controlados por nuestro propio invento. Acepto que el día y la noche es algo que estaba ahí, que no podemos controlar en cierta manera, pero ¿y las horas? ¿y los minutos y segundos? ¿Desde cuando están ahí? ¿Por qué 24, o 60?
Nos regimos por algo que en realidad no existe, por mucho que los relojes se empeñen en decir lo contrario, llegamos tarde ¿Tarde para qué? ¿Con respecto a qué? Comes a las 2 de la madrugada y no son horas ¿Por qué? ¿Quién lo ha decidido así?...
Es relativamente absurdo y sin embargo, todos lo seguimos, quizá por tener un orden, quizá simplemente por inercia, pero siempre está ahí, el tiempo, ese gran amigo.