jueves, 9 de octubre de 2008

El árbol amarillo.

Vosotros, los que lo leéis, aún estáis entre los vivos; pero yo, quien escribe, habré entrado hace mucho en la región de las sombras.
Escribo esto para prevenir que a alguien le pase lo que a mí. Lo que ahora cuento, no es una de esas historias que se cuentan a los niños para asustarles, es más que eso, es real.
Yo volvía hacia el pueblo con las verduras que había recogido, y las nubes comenzaban a cerrarse amenazando tormenta; apreté el paso, pero la carga no me permitía avanzar demasiado deprisa. En esto pensaba yo, cuando encontré en el borde del camino una mujer con dos niños. Ella me dijo que la tormenta iba a descargar sobre nosotras y que sabía un atajo. ¡Qué mal me podía hacer aquella mujer, con su bebé en brazos y su niño cogido de la mano!
Nos adentramos en el bosque, caminaba ella delante y parecía conocer bien el camino, hasta que llegamos a un pequeño claro y el niño, que no había soltado un momento a su madre, salió corriendo hasta desaparecer en el bosque. La mujer, se quedó paralizada un instante y después se fue corriendo por donde había desaparecido el muchacho, dejándome sola y sin saber qué hacer, frente a un árbol de hojas amarillas. Solté mi carga y fui por donde habían desaparecido mis acompañantes.
Al cabo de un rato vagando sola, fui a dar al mismo árbol de hojas amarillas. Tampoco estaban las cestas que había soltado. Entonces fue cuando comenzó mi desesperación, caminase recto, en curva, hacia un lado, o hacia otro, siempre acababa en el mismo punto, en el árbol de hojas amarillas. Empezó a llover, y decidí quedarme allí, junto a la extraña planta.
Allí pasé tres días, sin comer, con un frío húmedo que invadía todo mi cuerpo, sin moverme. Entonces, volví a verlos, allí estaban, la mujer y los dos niños; antes de que yo reaccionase, desaparecieron y comencé a oír voces; era la gente del pueblo y venían en mi busca, me llevaron de vuelta a casa. Allí pasé otros dos días, hasta que por fin desperté; cuando lo hice, vi a toda mi familia y mis amigos alrededor, y entre ellos, a la mujer con los niños, comencé a gritar, pero nadie excepto yo la veía. Entonces ella desapareció, y yo me dejé caer en la cama, y dejé de respirar.



PD: Bueno, con un día de retraso pero aquí está la historia de miedo (aunque tengo que admitir que daba más miedo cuando me la estaba imaginando :S). Tengo que decir que hay elementos que eran obligatorias, como el primer párrafo o algunas frases. Y bueno nada más que añadir, espero que os guste. XD

2 comentarios:

elcamaleón dijo...

Hasta la muerte de mi madre pánico me daban los muertos.Era superior a mi persona.
Se teme a lo desconocido,hay veces que escuchamos un ruido en la noche,unos pasos acelerados,y mientras no vemos que era un gato ,o una persona que va deprisa detrás de ti por ej.sentimos ese temor.
No se bien si me dijiste que era un trabajo que tenias que hacer e improvisar tu,o algo que tenias que copiar improvisando alguna frase.De cualquier modo me ha gustado...Sigue así,lo poco es mucho Kelna.Un besico.

Kelna dijo...

Cama, la historia la tenía que inventar yo, utilizando algunas frases, como todo el primer párrafo; introducir una tormenta o la oscuridad...