martes, 19 de julio de 2011

Chartres (Historias de un intercambio IX)

La semana comenzaba el lunes, como suele pasar, y aquel lunes había sido elegido como el día que iríamos de excursión a Chartres (que no a Orleans). Aquel era un viaje al que yo le tenía unas ganas tremendas por motivos que más tarde conoceréis. Es por eso que aquella mañana después de desayunar saqué de la maleta mi jersey favorito, y después de vestirme bajé a la cocina, asombrosamente pronto para lo que soy yo y adecuadamente puntual para la politesse française.
Nunca os dejéis engañar, la politesse no existe, ni siquiera son los padres, y yo me tiré media hora viendo cómo la mère se pintaba, el père desayunaba, y el incomprendido perro (el único que parecía tenerme en cuenta) era obligado a recular para no pisar el parquet del salón.
Tras darme unos cuantos paseos de la cocina a mi habitación fingiendo que había olvidado algo para no sentirme tan okupa, me anunciaron que estábamos listos para salir y al bajar la mére me recibió con un "Oh, elle est belle aujourd'hui" "Gracias por lo que me toca el resto de los días, maja" pensé yo.
Al parecer aquella mañana no íbamos a ir con el todo-terreno de la mère sino con el flamante mercedes del père, y yo confiaba en que aquel cacharro corriera lo suficiente como para llegar en 5 minutos al lycée y ne pas arriver en retard. Y corría, concretamente fuimos bien hasta que nos paró la policia y al pedir los papeles... SORPRESA!! La ITV estaba sin pasar, pero eso sí, antes de poner la multa, el señor agente tuvo que explicarle al père que si el coche tenía más de 4 años daba igual que fuera su carísimo mercedes o una fragoneta de malacatones, y que aquello de que ya había pedido cita no colaba... Yo, viendo que aquella discusión no llegaría a buen puerto, que yo no era lo suficientemente relevante como para interrumpir, y que ya estaba llegando 10 minutos tarde a mi autobús, comencé a escribirle un SMS a Virxs para que por favor, le rogara a nuestro ogro-jefadeestudios que me esperasen.
Por suerte para mí, nada más enviarlo, mi echangée se giró hacia el asiento de atrás y se acordó de que llevaban una pasajera, se lo comentó al père, y éste al policía que tras un "Elle est une étudiante d'échange, nous devons la porter au bus" me miró, y debí de darle pena, porque rellenó pronto la receta y nos dejó marchar.
Obviamente, llegué tarde al bus, pero aún me esperaban, eso sí, mi sitio había sido usurpado por lo que me pasé el resto del viaje girada hacia el asiento de atrás.
Chartres está ligeramente lejos de Tours para ir en autobús (os he contado ya lo
que odio los autobuses ¿no?), así que entre la ida y la vuelta, nuestra estancia en la ciudad no fue muy larga, y debe de ser eso, porque no recuerdo nada de allí que no fuera una crêperie en la que los encargados pretendían secuestrarnos, un bar donde vendían carambars duros como piedras, un cielo nublado que asomaba entre calles estrechas, y eso sí, la CATHÉDRALE.
Y sí, en mayúsculas, porque aunque a la media hora de llegar allí, la mayor parte de nuestro grupo había desaparecido en busca de algo más emocionante que aquella iglesia, Vir y yo nos quedamos, recorrimos de punta a punta las tres naves, haciendo fotos, maravilladas por las inmensas vidrieras, la clôture du chœur (suena mucho mejor que "mueble coral") y por supuesto, el laberinto.
Ahí residía gran parte de la emoción de aquella visita para Vir y para mí, tanto ella como yo, ambas lectoras compulsivas, habíamos tenido en nuestras manos el mismo libro, en el que habíamos acompañado a Grimpow a través de media Francia resolviendo enigmas y escapando de peligros hasta llegar allí, a Chartres, en cuyo laberinto y criptas se había resuelto al final el secreto de los ouróboros.
No encontramos la entrada a la cripta, llegamos a la conclusión de que no estaba abierta al público, así que nos contentamos con una tienda de souvenirs llamada "La Crypte", muchas fotos de mala calidad y por supuesto, recorrer el laberinto.

3 comentarios:

SubHatun dijo...

Viste a la Notre Dame Sous-Terre?

Kelna dijo...

Pues no, y ese es el tema, que nosotras no encontramos por ninguna parte entrada a la cripta y el coro también estaba cerrado, así que ahora, después de mirar por ahí y ver que es visitable siento que me falta media catedral por ver y me muero de ganas de volver.

SubHatun dijo...

Ya volverás, al fin y al cabo está ahi a tiro de piedra... aunque ahora lo veas lejos. La catedral lleva ahí unos cuantos siglos... no se va a ir y, sin duda, te está esperando